El camino del Plan siempre tiene en su recorrido algo que lo vuelve inesperado. Cada página de su historia lectora tiene algún hallazgo a celebrar.
Ese jueves el viaje nos depositó en el Ensanche Sur, zona estudiantil por excelencia. El Bachi 3 nos recibió con entusiasmo.
Aunque creíamos que íbamos a leer a una multitud de adolescentes. Apenas llegados nos invitan a pasar a su biblioteca escolar, donde nos esperan una cincuentena de alumnos.
La Biblioteca se llama Maestro Antonio Ramón Fernández, un docente ejemplar, de otras épocas, pero que les contamos a esos chicos que nos miran expectantes que seguramente estaría muy orgulloso de ellos.
Nuestros escuchas no fueron traídos al azar, son alumnos del colegio, miembros del Club de Lectura.
Son chicos a los que les gusta leer y por qué no, que les lean.

Encendemos la magia lectora, Mónica y Alicia se reparten entre, poemas y cuentos, su atención por largo rato. Viene Cortázar, algún relato de humor.
Sabemos que quieren leer y lo hacen, desde el fondo una hermosa muchachita de pelo negro y ojos tristes, lee un poema de una de nuestras lectoras voluntarias. Dice que la lectura de esa poesía la sana, la ayuda, sus lágrimas que quieren asomar, nos convencen de que esas páginas amueblan su vida interior y la vuelven más agradable.
El Plan se va de ese lugar que tiene el nombre de un hijo venerable de esta tierra saenzpeñense. Seguiremos leyendo, seguiremos soñando, a veces una lectora así, nos enciende, nos abriga. Confiamos nuevamente en el poder de la lectura como estímulo vital.
Ya casi centenario de encuentros lectores, el Plan está más vivo que nunca.

